Sistema de Riego: el “corazón” de un campo de golf. 28/06/2021
Por José Manuel Durán Andrés
Ingeniero Agrónomo – Director Técnico Target Ingenieros y Asociados
La red de riego
El estado del césped de un campo de golf es un tema de discusión y conversación recurrente entre los usuarios y responsables del mantenimiento. Los suplementos orgánicos e inorgánicos y tratamientos fitosanitarios que precisa, la estación del año, e incluso la variedad de cespitosa empleada son objeto de controversia, pero pocos hablan de la infraestructura que hay bajo la superficie y es la mayor responsable de su estado: la red de riego. La red de riego es el elemento fundamental para el buen mantenimiento del césped del campo de juego.
De la red de riego y correcto drenaje dependerá el adecuado estado del césped y del ajardinamiento y paisajismo del campo.
Adicionalmente, el agua, recurso escaso y que en forma de concesiones condiciona la supervivencia de campos de golf en juego o la creación de nuevos campos. Frente a la opinión pública detractora del uso indiscriminado del agua, se exige aún mayor cuidado en el empleo del elemento de forma eficiente y sostenible, el proyectista ha de ser especialmente sensible en sus diseños, para refutar las opiniones en contra de un excesivo consumo o despilfarro de agua en los campos de golf. La red de riego no solo ha de asegurar un perfecto estado del césped, sino también hacerlo de la forma más eficaz posible y con el menor gasto de agua.
Eficiencia desde el comienzo
El correcto empleo del agua y el diseño de la red de riego ha de iniciarse en la fase de proyecto, llevando un meticuloso seguimiento en la fase de obra. Una vez seleccionada la variedad de cespitosa más adecuada al terreno (edafología) y ubicación (condiciones climáticas de la zona), el proyectista ha de seleccionar para la red de riego los mejores materiales disponibles para las tuberías y canalizaciones, en base al uso intensivo y agresivo (redes enterradas) al que van a verse sometidos dichos elementos. Por otro lado el proyectista ha de calcular las secciones de las redes de distribución para que los caudales sean los adecuados para el correcto mantenimiento de la cubierta vegetal responsable de hacer pasar una satisfactoria jornada en un campo de golf.
Un técnico experimentado no se conformará con la consideración de las necesidades actuales, sino que tendrá en cuenta ampliaciones futuras del campo (más comunes que las reducciones de superficie de juego), lo que le llevará a prever secciones de mayor caudal que en un futuro no obliguen a levantar la red inicial por infraestructuras de mayor caudal. El proyecto de la red de riego se fundamentará en la optimización del uso del agua, hallar el recorrido óptimo de las canalizaciones para el menor empleo posible de materiales costosos en su adquisición e instalación y en el empleo de aspersores y turbinas de última generación que optimizan el uso del agua. Para ayudarnos en este objetivo es fundamental en la actualidad la automatización informatizada del riego. La automatización, además de descargar de un trabajo manual que implica mano de obra costosa, permite discriminar áreas de riego según sus necesidades con una precisión quirúrgica.
No es lo mismo plantearse el riego del centro de una calle en general plana, que un talud donde, si se excede el riego, se producirán escorrentías inevitables e indeseables. Los nuevos sistemas de aspersores con electroválvula en cabeza y el poder gestionar los aspersores de forma individual e independiente, consigue que cada área del campo sea regada de forma adecuada, ni por exceso ni por defecto.
El césped precisa de la cantidad de agua justa y adecuada para su desarrollo como cualquier otro cultivo vegetal, solo que sobre este césped debemos tener una superficie de juego tan perfecta como el tapete de una mesa de billar. El responsable de este adecuado reparto del agua es el sistema de automatización y el profundo conocimiento derivado de la experiencia en las distintas zonas del campo.
La toma de datos: la estación meteorológica y el concepto de Evapotranspiración
La estación meteorológica es un elemento indispensable en cualquier campo de golf. La estación meteorológica nos proporciona información sobre la pluviometría, temperaturas, horas de sol, velocidad del viento y otros datos, variables fundamentales para establecer la evapotranspiración de nuestro “cultivo”.
A riesgo de hacer un tanto farragoso este artículo, quizá sea necesario dar unas ideas acerca de la evapotranspiración y su importancia a la hora de calcular las necesidades teóricas de riego. Las necesidades de agua de riego se calculan bien por fórmulas empíricas, aplicando unos datos conocidos, o bien a partir de mediciones directas realizadas en la zona.
La acción del sol y el viento provoca que el agua que se encuentra en el suelo sufra un proceso de evaporación. Por otro lado el agua absorbida por las raíces de las especies vegetales para realizar sus procesos vitales, es transpirada a través de los estomas de las hojas en un proceso denominado transpiración. La suma de ambas acciones se denomina evapotranspiración, que es el parámetro que determina las necesidades de riego necesarias para la supervivencia de todas las especies.
Thorthwaite define como evapotranspiración potencial (ETP) a la cantidad de agua que perderá una superficie completamente cubierta de vegetación en crecimiento activo, si en todo momento existe en el suelo humedad suficiente para su uso máximo por las plantas. Los datos meteorológicos a utilizar en el cálculo de la ETP son la temperatura y la iluminación.
En céspedes deportivos se define la evapotranspiración como la cantidad de agua consumida por un suelo a capacidad de campo (suelo con la cantidad máxima de agua retenida después de drenar libremente) y cubierto por un césped uniforme en fase de crecimiento.
La ETP por tanto varía según:
• Factores climáticos: Radiación solar, temperatura, humedad del aire, situación de la parcela, velocidad del viento, etc.
• Factores genéticos de las especies empleadas.
• Factores de mantenimiento: La altura de corte influye en la transpiración, igual sucede con los aportes de fertilizantes.
• Factores de suelo: Temperatura del suelo y niveles de concentración de sales.
El cálculo de la ETP nos aproximará a las necesidades de agua de riego a aportar y en qué épocas deberán de realizarse las aportaciones. La evapotranspiración es fundamental para calcular el volumen máximo necesario, así como los tiempos máximos de riego. Este parámetro puede determinarse experimentalmente mediante los aparatos denominados lisímetros, tanques evaporímetros o, más frecuentemente, mediante fórmulas más o menos complejas en función del número y características de las variables que utilizan (temperatura, radiación solar, viento, humedad, etc.).
Con los datos de una buena estación meteorológica el responsable del mantenimiento del campo es capaz de calcular la ETP o necesidades hídricas teóricas de su campo, en función del día en que se encuentre.
La correcta supervisión de la evolución del campo, permitirá corregir excesos o defectos sobre los cálculos teóricos.
El mantenimiento y supervisión
Esta supervisión física sobre el terreno se basa en la adecuada preparación y dotación de los técnicos de mantenimiento imprescindibles en cualquier campo de golf.
Hasta lo aquí expuesto, y además de un correcto proyecto para la red de riego y dirección de obras, incluida la dotación de equipos de toma de datos, control y automatismos, etc., es fundamental el equipo de mantenimiento que ha de alinearse con los objetivos de proyecto.
Un adecuado equipo de mantenimiento para un campo de golf de dieciocho hoyos debe contar al menos con un especialista o técnico en riego. Éste debe conocer en detalle cada zona del campo y en base a su experiencia y observación, que conozca todas la estaciones de riego del campo, allí donde hay un mayor caudal de riego, allá donde es menor, en definitiva que conozca como su propia morada cada rincón objeto de riego del campo.
Adicionalmente y como experiencia propia, se sugiere la incorporación para un campo de dieciocho hoyos, de al menos dos oficiales de primera, especialidad fontanería, que no solo están para llevar a cabo labores de reparación, sino también labores de mantenimiento preventivo tales como la limpieza de aspersores, mantenimiento de la sala de bombeo, limpieza de cauces, etc.